Creas una barrera anti-sufrimiento, y llegas a un punto en el que las lágrimas salen solo cuando te ríes. Y a veces, me duele amarte así, pero no...ya no te echo de menos, o eso me digo a mi misma. Quizás porque siempre acabas creyéndote tus propias mentiras, pero...lo único que espero es que este siempre, no tenga excepciones. O al menos, que yo forme parte de ellas, que siga la regla tal y como de costumbre. Y que por fin, un clavo quite a otro clavo, aunque ese primer clavo, esté tan adentro que incluso se haya apoderado totalmente de mí. Aunque ese primer clavo sea único, o aún peor...irremplazable. Duele. Me duele aquel abril. Pero la barrera sigue ahí, fuerte, como una muralla. Con una fachada indestructible, perfectamente encajada...ahí. Pero así lo elegí, y ciertas elecciones, no tienen vuelta atrás y...¡joder! esta es una de ellas. Pero no me arrepiento, porque los errores, hacen buenas historias, no siempre salen malparados...quiero que seas mi error, y sí, te nuevo es mi elección. Y si me equivoco, adelante, me atengo a las consecuencias que ello conlleve. Confío en tí.
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sonrisas.