Como un cometa, que vuelve cada 10 años a deslumbrarme y yo, que te echaré de menos hasta volver a verte. Pero no pasa nada, me refugio en la eternidad, donde nunca llueve, donde me quedan tus recuerdos...y me alimento de ellos, como puedo. Allí no siento frío, brilla siempre el sol. Las lágrimas no existen, porque ambos decidimos no llorar, sólo de felicidad...esa es la excepción que rompe la regla, nuestra regla.
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sonrisas.