Y ahora me doy cuenta de todo...de que el cielo no siempre es azul, de que las sonrisas la mitad de veces no son verdaderas y que la tuya...es mi preferida.

11/08/2011

Y te me fuiste de las manos...

Olvidé, olvidé quererte y el día de tu cumpleaños. Las tardes juntos, las sonrisas divertidas y las miradas traviesas. Olvidé que eran verdaderas, que lo decían todo, que no hacía falta hablar. Que podía reflejarme en tus ojos, en , porque todo, absolutamente todo, era transparente. No habían secretos. No habían enfados, o al menos, de esos que duran más de cinco minutos. Mi más y mi menos, mi estúpido, mi niñato, el que me entendía, el único. El principio, el intermedio, el final, y el más allá de todo y de todos. El superior, el bonito, el pretérito perfecto simple, el presente y el futuro, incluido el condicionalMi versión, adaptada perfectamente al momento, a la situación; Olvidé quererte sin cansarme, rozar el cielo sin moverme de tu regazo, tan sólo rozando tus labios con los mios, era otro mundo, otro sitio, eras , el infinito, mi infinito, mío. Podía besarte y no tener que decir te quiero, porque en el fondo, lo sabías...de sobra, sabías que cualquier palabra se quedaba corta si la comparaba contigo, sabías que era capaz de bajar, de subir, de mover, de comerme el mundo, porque mi mundo, eras tú. No hacía falta recordarlo, era inútil. Olvidé las fechas importantes, las canciones, ir de la mano, en tu espalda. Quedarme dormida en tu hombro y que me despertaras con un buenos días princesa. Lo olvidé, en cierto modo, porque se puede decir que lo echo de menos...todo. Cada poro de tu piel, cada segundo, cada milésima; cada vez que pienso lo jodidamente perfecto que eres, que eras...que quién sabe qué.

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sonrisas.